Esperando están los partidos que lleguen y pasen las elecciones gallega y vasca y mientras tanto, los que rigen actualmente sus destinos inciertos no osan mover ficha, a ver si acaso. Ya falta poco, aunque una se ha vuelto tan escéptica con lo que pedantemente llamará el hecho político que tiene pocas esperanzas en que unas elecciones periféricas acaben con la amenaza de que se convoquen otras centrales. Y mientras, como la persecución de los presuntos delitos y la investigación de los mismos continúa, y la justicia es ciega y lenta pero inexorable y todo llega, pues resulta que investigan a Barberá y piden prisión para Griñán e inhabilitación para Chaves y de nuevo se constata cuán inoportuno resulta siempre, pero más en este período electoral que no cesa, haber tenido en las propias filas eximios representantes que han merecido también persecución por causa de la justicia por muy presuntos que continuemos llamándolos.

Y como está la opinión pública ahíta de muros infranqueables y vetos y pactos que caducan al día siguiente y ofrecimientos de amor eterno y fiel hoy, de los que ayer no más impedían con su voto en contra el tan ansiado gobierno, y además está a la vez --la opinión pública-- deseosa de que se desbloquee la situación y al fin, por favor, pase algo, se produce en estos días una cascada de declaraciones a veces incomprensibles, a veces incompatibles, a veces incongruentes.

Así, dice Susana que confía plenamente en sus predecesores y en la justicia y que paguen los culpables de delitos tan bochornos allá donde se encuentren. Y que el PSOE a la oposición, porque lo ha querido el pueblo, pero Rajoy a su casa, aunque lo haya votado el pueblo. Y Rodríguez Ibarra dice que en el PSOE nadie coarta la libertad de expresión y que todos con Sánchez , pero que si a Sánchez, elegido en primarias, que eso sí que fue un atraso y eso sí que devaluó al partido, se le ocurre pactar con Podemos y con los independentistas, él se va. Y, por cierto, que Rita Barberá no tiene que dimitir, pero Rajoy sí. ¿Cómo lo ven?