Ha sido llegar la última semana de agosto y elevarse la tensión política en Extremadura. Las prisas no son buenas compañeras de viaje, pero el PP lleva más de tres años en la oposición y tiene cierta urgencia. A ver qué hace el PSOE para sujetarlo, porque la batalla se presenta larga y dura hasta que el 26 de mayo próximo se pongan de nuevo las urnas sobre la mesa. Los tres años vividos de legislatura han sido llevaderos, ha habido hasta pactos presupuestarios entre socialistas y populares, dos por falta de uno, pero hace tiempo que terminó la cordialidad y empezaron las diferencias. Ahora comienza la pugna y promete ser encarnizada a tenor del tono empleado esta semana por parte de Monago en el arranque del curso político. El líder del PP extremeño sabe que tiene una nueva oportunidad ahora que lo ha refrendado el nuevo presidente nacional del partido --le dio su «apoyo cerrado» el jueves en Mérida-- y considera que en estos 9 meses que restan hasta las elecciones se la juega y, con él, todo el PP.

De momento va a pedir un pleno monográfico en la Asamblea de Extremadura sobre los cumplimientos o no cumplimientos de Vara. Se trata de los 60 compromisos adquiridos por el presidente extremeño y firmados ante notario que supusieron la agenda del cambio y la victoria electoral del PSOE en 2015. Es evidente que el líder del PP no pretende hacer un examen ni realizar un análisis pormenorizado del grado de cumplimiento de dicha agenda. Sabe, entre otras cosas, que los socialistas no ganaron las elecciones solo por eso. Lo que busca Monago es subir a su contrincante al cuadrilátero para medirse con él. ¿Para qué? Para ponerse en el tablero de juego y plantear ante los electores que hay partida y que él está dispuesto a jugarla.

Vara se podrá resistir y no entrar en la provocación. Es más, la presidencia de la Asamblea tiene la última palabra ante la solicitud de esta sesión, tal y como marca el reglamento de la Cámara. Debe entender que la petición está suficientemente motivada y considerar que es de interés para la comunidad. Habrá que estar atentos y ver la estrategia de cada cual, porque rehusar el pleno también podrían utilizarlo los populares como arma arrojadiza contra el Parlamento presidido por el PSOE. Así pues, lo más seguro es que haya debate, y lo mas seguro también es que sea bronco, aunque ya se sabe que dos no discuten si uno no quiere y Vara no es de poner la otra mejilla, pero tampoco peleón ni aguerrido con sus oponentes.

Lo que sí parece claro a estas alturas de la película es que PSOE y PP vuelven a ser protagonistas y eso no deja de ser un hándicap para el resto. Dicho de otro modo: O se mueven Podemos y Ciudadanos o todo el foco mediático va para los grandes, más que interesados en que el bipartidismo vuelva a reinar en España y por supuesto en Extremadura. Podemos ha venido a robarle votos al PSOE y Ciudadanos al PP. Cuanto menos se les vea en la parrilla mejor. Así pues, sus líderes deberán determinar qué papel quieren jugar en la carrera que acaba de iniciarse: O se suben al tren o desaparecen de la escena y se difuminan sus candidaturas. Y ya saben lo que pasa cuando esto ocurre, que los electores, si no ven nitidez, descartan la papeleta correspondiente y optan por otra.

En la otra cara de la moneda está el PSOE, quien se ha presentado quizás demasiado confiado esta semana. Vara y su equipo sabrán qué estrategia emplear, pero en ocasiones iniciar la carrera electoral diciendo que se van a ganar los comicios y que se está al borde de la mayoría absoluta, destensiona al aparato. Eso dijo el líder socialista extremeño el jueves en Mérida en el arranque del curso político. El PSOE en Extremadura es una máquina de ganar elecciones y sabe qué piezas emplear en cada momento para convencer a los electores, pero también tiene en un haber un fracaso, las autonómicas del 2011. Volver a ese escenario sería para ellos traumático, por lo que se supone que las encuestas o estudios con que cuentan deben sonreírle, y mucho, a tenor de este planteamiento.

Vara es un candidato solvente. Sabe que se ha ganado al partido después de vencer en las primarias e igual que perdió las elecciones en 2011, las supo ganar de nuevo en 2015. Ahora goza del punto de partida del poder, lo que le otorga una cierta ventaja en la carrera que está a punto de empezar. De todas formas, esto de la política en cualquier momento puede cambiar. Que se lo digan, si no, a Pedro Sánchez, ¿quién le iba a decir a él solo unos meses antes que iba a llegar al poder de esa manera y que su contrincante principal, Mariano Rajoy, se iba a ir para su casa?