WVwarios meses de investigación han permitido a los Mossos d´Esquadra desarticular una red de estafadores que operaban con un complejo sistema de clonación de tarjetas de crédito. Por un lado, fabricaban tarjetas de crédito con datos de cuentas bancarias de Estados Unidos que otros delincuentes les suministraban por correo electrónico, y las utilizaban para comprar objetos de lujo y extraer efectivo de cajeros de Catalunya. Por el otro, en estos mismos cajeros obtenían información de tarjetas de usuarios catalanes, con microcámaras y grabadoras de datos, que vendían también a través de la red a grupos similares de otros países.

El buen fin de la investigación policial, con todo el apoyo logístico del sector bancario, tiene mérito. Sobre todo porque no se enfrentaba a una banda organizada tradicional, sino a una red de células independientes que intercambiaban datos.

En la era de la información la delincuencia internacional se hace cada vez más difícil de combatir. Mientras, no evoluciona a la misma velocidad la seguridad de un sistema de pago por el que los usuarios abonan comisiones importantes, que son una de las principales fuentes de los beneficios bancarios.