Ahora va y se arranca mi tocayo Ramón, el consejero cántabro de Educación con que quiere plantear, para su comunidad autónoma, una nueva distribución del curso escolar, dividiéndolo en cuatro o cinco bimestres con descansos vacacionales de una semana cada dos meses de clase. Y todo esto cuando ahora está caliente el tema de la selectividad que, mientras los alumnos estuvieron nerviosos haciendo sus exámenes, sin saber si será la última o no, ya aparecen comunidades autónomas que dicen que de la última nada, que ellos seguirán manteniendo vigente esta prueba, diga lo que diga la Lomce, hasta que no se aseguren de cómo será la prueba que la sustituya. Ya este año, en algunas autonomías se han negado a hacer la famosa reválida de sexto de primaria y en otras se ha dado orden de que se haga en cada caso lo que le dé la real gana a cada claustro.

Y es que está muy de moda que cada administración educativa se desmarque de lo que hacen las demás, por hacer uso de esa transferencia en materia educativa que se le da o se le supone. "¿Cómo vamos a hacer nosotros la selectividad cuando la hace todo el mundo? No, hombre, no, nosotros ponemos una fecha no porque sea mejor, sino para ser distinto a los demás. Y por qué el sueldo de los funcionarios va a ser el mismo en todo el territorio español? ¡De eso nada! Nosotros, como tenemos "libertad transferida", ponemos el sueldo que nos da la gana. Y los exámenes de septiembre, ¿por qué tienen que ser en septiembre? ¡Venga, hombre! Nosotros los vamos a hacer en junio, porque luego otros lo hacen en julio. Y nosotros vamos a hacer una semana blanca. Luego los otros que hagan una negra, si quieren". ¡Qué bonito! Y luego van y nos preparan unas jornadas para alcanzar la excelencia educativa poniéndonos como ejemplo el sistema educativo de Finlandia, donde los maestros son los más considerados de toda la sociedad, y sus leyes educativas son respetadas por y para todos con igualdad, sin estar sujetas a cambios, a pesar de las posibles alternativas políticas de gobierno que se vayan produciendo... ¡Vamos! Lo mismito que pasa aquí en España, con diecisiete sistemas educativos diferentes, haciendo cada uno lo que le sale de ahí de donde estáis pensando. Y donde los maestros son considerados como gandules funcionarios que sólo piensan en las largas vacaciones que tienen. ¡Qué pena! ¡Anda que no estamos nosotros lejos de la excelencia educativa!

Ojalá, ahora que vienen nuevas elecciones y, con suerte, tendremos nuevo gobierno, alguien, aunque sea un extraterrestre, les ilumine para que la Educación sea consensuada por todos y para todos igual, sin estar sujeta a las ideas peregrinas que a cada comunidad autónoma se le vaya ocurriendo al levantarse de alguna pesada siesta.