Haciendo honor a su primer apellido, Faustino Bueno Cidre Tinín (Talavera la Real, 18 de febrero de 1951) acaba de poner punto y final a su dilatada y lustrosa trayectoria como entrenador del Cerro de Reyes anteponiendo los intereses de la entidad a los propios. No es argumento novedoso. De su escala de valores, de su saber estar y de su especial filosofía saben bastante en Pueblonuevo del Guadiana, Puebla de la Calzada, Don Benito, Cáceres y Guadiana, entre otros muchos enclaves balompédicos. Y es que le pierde lo buena gente que es y el enorme corazón que tiene. Todavía hoy le recuerdan con cariño los que apostaron por él. Los inolvidables José Benito Sierra Velázquez y José Félix Nevado del Campo fueron los antecesores de Antonio Olivera Cachola, su último valedor, y, como él, destilan respeto y cariño hacia el buen entrenador talaverano, aunque con profundas raíces en la fértil Tierra de Barros.

No tardará en estar al timón y volverá más pronto que tarde. Mientras, Urbana, María José, Eva María y su inseparable José Domingo serán los integrantes de su equipo de gala , el que forma su familia más cercana, que es quien recupera al padre y esposo. No por mucho tiempo, Tinín necesita del fútbol y el balompié regional también del personaje. No tardará en aparecer, a pie de banda, en cualquier partido. Como muy tarde, el próximo fin de semana.