THtay en España mucha gente triste. Y mucha también indignada. Aznar está triste, aunque siempre fue presuntamente mustio. E indignado. No va a ser eso patrimonio exclusivo de los yayoflautas. Así que planea su momentazo y concierta una entrevista. Allí vuelca su rencor contra el Gobierno traidor a su legado que lo ha dejado indefenso entre vapores pestilentes de Gurtel, Bárcenas y Blesa , su amigo de pupitre. Me parece patética la comparecencia de la caricatura de sí mismo en que se ha convertido aquel hombre tranquilo.

Una parte del PP está indignada con Aznar por su deslealtad y me imagino que requeteindignada con la otra facción popular que, como Ignacio González , proclama al expresidente el mejor que los siglos han visto. A mí este Aznar me da un yuyu, como de telefilm en que algún legendario actor de Hollywood, envejecido y decadente, se resiste a retirarse. Pero reconozco que el hombre tiene sus nostálgicos.

El PSOE, en boca de Rubalcaba , más que indignado está espantado. Y déjenme confesarles que yo oscilo entre ambos estados. Sobre todo ante la cantinela machacona de que menos de quince millones de ocupados en el sector privado mantienen a 2,5 millones de empleados públicos, más cuatro de parados y ocho de pensionistas. Querido lector, profesores y médicos públicos o el funcionario que le arregla a usted los papeles de la Seguridad Social, por ejemplo, no somos sino "mantenidos". Lo mismito que los parados, culpables de esta crisis y no sus víctimas. ¡Qué decir de los jubilados, que no entiendo yo por qué no se mueren de una vez!

Estoy absolutamente a favor de los emprendedores y la iniciativa privada, pero tengo por falacia interesada el que ellos sean los únicos generadores de riqueza. Ese camino decidido a la eliminación de los servicios públicos por la vía de desprestigiarlos continuamente, practicada por el ala más liberal del PP, partido que por otra parte ha faltado de momento a su promesa de adelgazar el aparato del Estado, me mantiene últimamente entre la indignación y el espanto. Disculpen el exabrupto.