El ferial cacereño se convirtió ayer en el mayor hervidero de insultos hacia la autoridad. Varios cientos de ciudadanos se vieron atrapados en un monumental atasco que puso en evidencia la falta de previsión. Los agentes no daban abasto ante lo que se le avecinó por momentos. Y es que el hecho de que el precio de las atracciones se redujera a la mitad con motivo del Día del Niño era suficiente motivo para redoblar efectivos.