WMw ichael Jackson era un astro que disfrutaba rodeándose de estrellas. El día de su adiós, víctima de un paro cardiaco provocado seguramente por un exceso de fármacos, solo le acompañaba su médico personal. Vivir es así de sencillo: acabas casi desnudo en la cama de un hospital, seas inmensamente rico o inmensamente pobre. Son muchas las voces que se alzan ahora glorificando al denominado último rey del pop. Porque hizo mucho en la historia de la música. Vendió más de 700 millones de discos, conquistó 13 premios Grammy y dejó para siempre en la memoria colectiva aquel Thriller en 100 millones de aparatos de música.

Jackson acaba de ingresar en el universo de los grandes mitos de la historia contemporánea que desaparecieron antes de tiempo. El falso mito se convierte en leyenda, como Elvis Presley, John Lennon, Kurt Cobain y, hace muchos más años, James Dean. La conmoción por su pérdida ha sido global. En cualquier parte del planeta se han instalado altares para glorificar su alma. San Jacko, el último icono de la cultura popular, ha tenido, además, el privilegio de ser el primer muerto de la era Youtube: la noticia surgió de la web TMZ, y los internautas de todo el planeta rindieron en la red un hasta ahora desconocido tributo al ídolo.

Jackson quedará en la memoria de todos. El tiempo borrará su oscuro pasado pedófilo, marcado por los malos tratos de su progénitor, y rescatará el inmenso valor de su música. La leyenda emergerá en el callejón de los héroes del pop. Jackson ha muerto; viva el rey del pop.