Antes de que el Partido Popular ganara las elecciones, muchos pensaron que era la mejor alternativa al desastre socialista. También que el cambio no debía ser solo económico, sino que había que reformar muchas cosas, por ejemplo la educación. Veía y veo aspectos negativos en la Enseñanza pública, pilar del futuro y el progreso. He sido miembro de un Tribunal de Oposiciones de Secundaria hace mucho y ya me parecía manifiestamente mejorable el sistema. No por el nivel de los opositores, sometidos a enorme competencia que ha aumentado al ritmo de la espantosa dificultad para encontrar trabajo, sino porque me abrumaba que el examen contara poco y se primara tanto la llamada "mochila".

Así examinandos con notas altísimas quedaban sin plaza, aunque entraran como interinos. He conocido a lo largo de mi carrera un ingente número de compañeros interinos y con alguna excepción despreciable son profesores preparados, entregados, ilusionados y magníficos profesionales en cuyas manos pondría sin problema la educación de mis hijos. Sin embargo he preferido la enseñanza privada por la que siento enorme respeto, consideración y confianza a pesar de que sus extraordinarios profesores nunca hayan aprobado oposición alguna. La Comunidad de Madrid ha publicad un informe que destaca en antología del disparate el pésimo y chusco nivel de los opositores a Maestro. Según quienes prometieron nunca recortar en Educación --(ustedes verán si son dignos de confianza)-- tales ignorantes están ahora impartiendo clase.

Ya he escrito que había y hay muchos aspectos mejorables en nuestra educación. Probablemente uno es un acceso al cuerpo que garantice la excelencia. Pero no parece el modo más prudente, coherente y creíble que, quien dice querer reforzar la figura del profesor y su autoridad, airee unos datos que desprestigian a toda la Enseñanza pública, en un momento en que las calles se le llenan de mareas verdes vociferando en su contra. La venganza y la utilización interesada de información confidencial no es forma de gobernar. Es solo algo rastrero. Que los retrata.