La doctrina social de la Iglesia ha sido enterrada en Alemania. Así lo ha decidido la CDU, el partido democristiano. Si Alemania no puede pagar el coste del Estado del bienestar, preparémonos para una ofensiva contra las prestaciones sociales que aún quedan en algunos países. Fue un invento del papa León XIII a finales del XIX para que la Iglesia no perdiera clientela, ante la competencia del marxismo y el anarcosindicalismo. Que no se dijera que Roma se encogía de hombros frente a la explotación del hombre por el hombre y ante los problemas de los trabajadores. Quiso ser una especie de marxismo con sotana, con cantos religiosos en vez de La Internacional, que hiciera compatible el rezo con la reivindicación. La cruz en vez de la hoz y el martillo. Las bendiciones en lugar del puño en alto.

Se decía que sólo fue un intento de domesticar a los obreros, pero en los 40 años de franquismo en España se la consideró demasiado avanzada. Para el sindicalismo vertical, ser de la HOAC --Hermandad Obrera de Acción Católica-- era poco menos que seguir las directrices de Moscú.

La democracia cristiana de algunos países hizo concesiones de tipo social con normativas y prestaciones. Ahora la CDU alemana dice que se acabó. Se apunta a la globalización ultraliberal y su doctrina es la de que los trabajadores se las apañen como puedan. El comunismo ya no amenaza con llevarse la clientela de la Iglesia y todos tendremos que pagar un alto precio por la caída del muro de Berlín. Sin una oferta social de la izquierda, la derecha y el centro entierran la doctrina de León XIII. Ahora, sálvese quién pueda.