El presidente del Gobierno, José María Aznar, ha anunciado ahora la aprobación de algunas reformas económicas pendientes --que pudieron incorporarse hace meses a los Presupuestos del Estado--, que van a tener un impacto eficaz, pero relativo, en las economías domésticas. Mejorar la protección social de las mujeres que desean tener hijos y mantener su trabajo, equiparar las bajas por enfermedad de los autónomos a las de los asalariados o aliviar la presión fiscal de las pymes son medidas que planteaban desde hace tiempo sin resultado las organizaciones sociales, patronales y sindicales. Como los incentivos fiscales para las sociedades que construyan viviendas destinadas al alquiler, con las que atender en parte las demandas del olvidado sector de los jóvenes.

En una acción electoralista a 34 días de las municipales, el Partido Popular ha elegido las reformas a las que el ciudadano es más sensible, y con ellas quiere neutralizar el aislamiento por su apoyo a la guerra de Irak. A diferencia de la crisis del Prestige, cuando quiso zafarse de su responsabilidad centrando la atención en la ilegalización de Batasuna y el endurecimiento de las penas, esta vez Aznar ha oído a la calle: todas las demandas atendidas eran de grupos ajenos a su partido.