Por qué tantos, tantas veces, pierden los papeles de una manera tan poco elegante? Entre las acepciones que el diccionario da a esta expresión, algunas explican lo que está pasando. "Dejar de tener o no encontrar alguna cosa que se poseía" (el sentido común, la cordura); "malgastar, desperdiciar una cosa" (la oportunidad de construir en positivo); "empeorar una persona o una cosa" (la situación global de España), cada uno puede elegir la que quiera. Pero cada vez más personas pierden los papeles y se retratan como son.

No hablo sólo de la política. Bernd Schuster está haciendo un máster acelerado en decir chorradas, siguiendo la estela de un maestro como Luis Aragonés , sin olvidar a Lopera y Laporta , que tienen varias matrículas de honor en su carrera.

Aznar los pierde con frecuencia y en los peores momentos para su partido, como no hace tanto le pasaba a Felipe González , tal vez por la dificultad de ambos de pasar de ser dios a ser un mortal común en poco tiempo, sin tiempo para acostumbrarse. Carod Rovira los perdió en televisión cuando alguien se atrevió a llamarle José Luis , aunque ya los había perdido otras veces. El espectáculo de Pepiño Blanco no es comparable a nada ni a nadie, aunque las últimas del ministro Fernández Bermejo -- "¿Aznar? ¿quién es ese señor? Yo no hablo de que los que hablan porque no tienen responsabilidad o porque son irresponsables" o "me sobran neuronas para..."-- son para la colección de cromos únicos.

Pero, incluso los que habitualmente utilizan un tono moderado, de repente se contagian y explotan. Por ejemplo, Vidal Quadras que ha calificado a Blas Infante de estrafalario y grotesco y ha hecho que Chaves exija a Rajoy , como si no tuviera bastantes problemas, que le castigue. Como esto fuera un colegio de Primaria. La escritora Lucía Etxebarria ha escrito que "los que defienden las centrales nucleares son los mismos que decían que ETA era responsable de la bomba de Atocha" (sic). En todas partes hay singermornings . El último invento son los videos de campaña. Improvisados durante semanas. Si no fuera porque hay elecciones a la vuelta de la esquina, pensaría que un virus maligno les ha enganchado a todos.