La diferencia de criterios es algo habitual en un gobierno, en una comunidad de vecinos y, por supuesto, en una agrupación cofrade. Bajo esta premisa, es entendible que la Sagrada Cena no se sintiera a gusto, por el motivo que fuese, en la Unión de Cofradías de Cáceres y se excindiera de ella hace un año. De la misma forma, tiene cierta lógica que la citada Unión deje fuera de su guía de Semana Santa a los desertores . Pero quienes no deben pagar estas guerrillas son, sin duda, los ciudadanos. Los cacereños tienen derecho a que el ayuntamiento les garantice, por la vía que sea, un programa con la información de todas las procesiones, independientemente de que los responsables de éstas estén integrados o no en la Unión de Cofradías. Por ello, se equivocó cuando financió una guía en la que no estaban todos los que son, y acierta al rectificar y editar un nuevo programa completo. Por cierto, ¿cuánto nos costará?