Se suceden esos sudosos sobradamente sabidos --sin silencios-- sonoros y mediáticos: política, economía, deportes, cultura, banca o sangre. Se seguirán sucediendo sucesivamente.

Querido desamor mío, tú eres tan pequeñito y tienes nombre de hombre o de mujer, de un país o de otro, en este o aquel momento, eres el presente que se volverá pasado y futuro, tal vez. Eres mi querido y particular desamor, una historia pobre se que convertirá en pobreza y de la que hubo que huir.

La mía, dice todo el mundo que la mía es la por de todas. Y qué verdad es. Está ahí como si estuviese, pero es porque ya no está, ni ella, ni él, no están, fueron descolgándose como hace la noche con el día o el amanecer con las sombras azuladas. Querido desamor, llevas cosida la palabra adiós. En la piel o más adentro, todavía. No hay adiós que no sea una despedida a veces tan amarga como lo fue la acogida, el recibimiento. ¿Fue feliz tu estancia? ¿Sabemos lo que hacemos?

Desamor, desafecto, desacuerdo, desinterés: No te quiero.