TLta decisión adoptada por Juan Carlos Rodríguez Ibarra , de no concurrir como candidato del PSOE a las próximas elecciones autonómicas, tiene, lógicamente, dos vertientes: una personal y otra política. En la personal, desde el reconocimiento a su capacidad para tomarla y el respeto obligado, entiendo que solo procede desearle suerte y esperar que las razones que le han llevado a esta, seguro, difícil decisión, no impidan que viva intensamente el devenir futuro, sea cual sea este. Dado que me revelo contra la idea de que con la edad de Rodríguez Ibarra hay que retirarse (idea cada vez más extendida y que en el mundo del trabajo está llevando al retiro anticipado a personas en la plenitud de su vida ), estoy convencido que su experiencia y conocimiento puede permitirle seguir desarrollando, personal y profesional o políticamente, su vida a plena satisfacción. Ese es mi deseo.

En lo político, --donde es difícil que nadie pueda cuestionar su extraordinaria contribución al espectacular cambio que nuestra región ha experimentado en los últimos 25 años y tiempo habrá para valorar su extensa gestión --, me surgen algunas interrogantes sobre las consecuencias de su decisión para el partido que, con mano férrea, ha dirigido también durante muchos años.

La primera e inmediata consecuencia es la elección del candidato de su partido a presidir la Junta de Extremadura tras las próximas elecciones autonómicas. Rodríguez Ibarra no ha querido, no ha sabido o no ha podido impulsar un relevo más pausado, que, en mi opinión, debería haber pasado por señalar al candidato a sustituirle, dándole protagonismo, y buscar para él los apoyos necesarios, tanto dentro como fuera del PSOE. Según ha trascendido, esta misma semana los órganos correspondientes elegirán al cabeza de lista, sin dar tiempo a que otros candidatos, --que seguramente no han explicitado públicamente sus legítimas aspiraciones hasta conocer la decisión de Rodríguez Ibarra--, puedan promocionar su candidatura. Estoy convencido que, --incluyendo algún miembro del Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura --, en el PSOE hay personas con experiencia de gestión y capacidad política suficiente como para haber enriquecido el proceso de sustitución de Rodríguez Ibarra como candidato a seguir presidiendo la Junta de Extremadura. El intento de cerrar rápidamente este proceso puede acarrear que se cierre en falso, (como ocurrió no hace muchos años con el PSOE federal), con las consecuencias que eso tendría no solo para el partido, sino para quienes, desde fuera de su militancia, seguimos apostando por un apoyo crítico al proyecto que durante tantos años ha liderado Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

*Exconsejero de Industria y director de la consultora Depaex