En la mayoría de las ocasiones, los profesionales que están en primera línea son los que mejor conocen sus necesidades y es a quienes habría que escuchar para resolverlas. La enfermera supervisora de Urgencias del hospital Vall d’Hebrón que intervino en el funeral de estado por las víctimas del covid lo ha puesto de manifiesto una vez más.

Sus palabras son una bocanada de realidad, sin artificios, de lo ocurrido en esta crisis sanitaria y su despedida, un clamor de todos los sanitarios, la defensa por parte de los poderes públicos de la Sanidad pública y de la dignidad de los profesionales. Está bien tener asesores, pero hay que salir del despacho y hablar con quienes no se consideran héroes para empaparse de realidad y tomar nota de sus propuestas.

Parece sencillo, reforzar la Atención Primaria es una de sus peticiones porque además está demostrando que está controlando los brotes. Pero reforzar no es cargar a un profesional con el trabajo de un compañero porque este se va de vacaciones, por poner un ejemplo. Es asegurarse de que hay los suficientes centros de salud y puntos de atención continuada abiertos y con los suficientes profesionales para atender a la población sin esperas que desesperan. Parece de perogrullo, pero no lo es.

Nutrirse de los suficientes medios de protección, respiradores y todos los productos necesarios para que los sanitarios no tengan que reclamarlos públicamente porque en privado no les hacen caso es otra demanda. En definitiva, infraestructuras, medios y profesionales, desde celadores a personal de limpieza, auxiliares, enfermeros, médicos, personal de cocina, de laboratorio...

Y que no se olviden de las residencias de mayores, que ese es también un clamor de residentes y trabajadores.

Lo que parece que ha quedado claro en esta pandemia es la necesidad de redoblar los recursos que se destinan a la Sanidad pública porque parecía que teníamos la mejor Sanidad del mundo, pero no era así. Requiere un esfuerzo económico, por supuesto, pero la ciudadanía está cansada de ver cómo hay dinero para no dejar que caigan grandes empresas o cómo únicamente un diputado notificó su renuncia a las dietas de desplazamiento y alojamiento en Madrid durante el confinamiento.

La Sanidad pública es la Sanidad de todos, a la privada solo tienen acceso unos pocos, cada vez menos y no la demonizo porque, para los que pueden, hoy por hoy, es un salvavidas. Ojalá no tuviéramos que necesitarlo.* Periodista