WAw finales de enero, en las oficinas del Inem estaban registrados 3,32 millones de españoles y residentes, de los que 103.000 eran extremeños, que quieren trabajo y no lo consiguen. Son casi 200.000 más de los contabilizados en diciembre del año pasado (6.057 en nuestra región). Tanto la cifra nacional como la extremeña son insólitas, como están resultando todas las que hacen referencia a una crisis económica galopante que está rompiendo muchas barreras y muchos pronósticos. Con el pésimo dato del paro registrado el mes de enero se agranda el principal problema que afronta la economía española en su conjunto: cómo parar la sangría de pérdida de empleos que acompaña con tanta intensidad la caída de la actividad. Que estamos en recesión, con tasas negativas del Producto Interior Bruto (PIB) desde finales del verano, ya se sabía. Y también que ello obligaba a las empresas españolas a adaptarse a un nuevo marco de actuación, más exigente. Lo que no se esperaba era que la estrategia principal para aligerar gastos iba a ser el despido, no siempre justificado.

Los datos del Inem de enero reflejan, además, que no se puede seguir considerando el pinchazo de la burbuja inmobiliaria la principal causa del aumento del paro. En efecto: de los empleos eliminados en España, solamente 17.000 corresponden a la construcción, un sector que en Extremadura, y después de su severa caída en diciembre, ha creado empleo en enero, si bien los sindicatos consideran que es ficticio, por cuanto se debería en buena parte al fraude que consideran incurren empresas al despedir en diciembre para readmitir en enero. En la industria se han quedado sin trabajo el doble de trabajadores, mientras que el grueso de los nuevos parados proceden del sector de servicios, con 136.000 nuevos inscritos en el Inem, casi 4.900 extremeños. Esta cifra recoge también otra realidad inquietante: la extensión del paro entre la población femenina. Cientos de miles de mujeres se han incorporado al mercado de trabajo para completar los ingresos familiares, en muchos casos para afrontar una hipoteca. Es más, el grueso de los nuevos buscadores de trabajo que hacen crecer la población activa son mujeres de más de 45 años.

La desaparición de un millón largo de empleos viene acompañada de una reducción similar del número de afiliados a la Seguridad Social. Ante tanta cifra inesperada, el Ministerio de Trabajo ha dejado claro que, aunque las prestaciones superen los fondos disponibles de la Seguridad Social, el Gobierno cubrirá la diferencia. No por esperado deja de ser un anuncio tranquilizador. Esta nueva exigencia, inimaginable hace un año, debería servir a los rectores de la política laboral para dejar de hacer previsiones que no pasan de ser deseos, como el más reciente de asegurar que el paro no alcanzará los cuatro millones este año. En solo un mes se ha visto que, desgraciadamente, sí es posible.