El conservador Aníbal Cavaco Silva ha ganado las elecciones portuguesas. Nueva victoria de la derecha en Europa gracias a que salieron cuatro paisanos de su casa y le votaron tres (53% de abstención). Ocurrirá lo mismo en España ahora que somos expertos en responder encuestas de todos los colores. Se las resumo en dos líneas: Zapatero suspende, Rajoy también, Cayo Lara crece un dedo, UPyD casi desaparece, la abstención sigue subiendo y esto no hay quien lo arregle de momento. ¿Que sí? Vámonos por Murcia a contar desempleados. No hace falta: por el 25% van ya los muy de centro extremo. Mariano Rajoy en el cónclave sevillano no ha dicho nada, pero entre la nada, que "España tiene sed de urnas". No lo veo. Lo que sí veo es a gente con ganas de escuchar propuestas serias, yo también, aunque me encuentre en las antípodas de esa ideología que aún no sé cuál es o si se debe elegir entre Esperanza Aguirre, Gallardón, Mayor Oreja, Intereconomía o... Alvarez Cascos (¡Ya no!, ¡se fue!). Leo la prensa ¡ya saben! de todos los colores y busco qué ofrece la oposición además de alterar los nervios.

Sacudo la pantalla del ordenador, arrugo los periódicos... Nada, ni un esquemita de programa para salvarnos de la ruina. A esto se le llama póker cubierto y aquí se juega al tute de toda la vida. Menudo espectáculo. No cuentan las palabras sino las imágenes, el número de descargas en Youtube, amiguitos en Facebook y algunos aspirantes se venden como artículos de consumo. Los votantes, pasivos consumidores, escuchan comiendo palomitas a quienes rebasan los límites de su oficio para convertirse en populistas, demagogos o las dos cosas a la vez. Todo es mucho más divertido, pero ¿qué se vota?, ¿la mejor banda sonora?, ¿mejor fotografía?, ¿mejor montaje?, ¿maquillaje y peluquería? La actividad digital suple las antiguas pintadas, se repiten las mismas consignas en múltiples foros, un par de representaciones con lleno total y a votar.

Volvamos a Sevilla, donde dejamos a los populares sin decir nada pero insistiendo en la necesidad de anticipar las elecciones. Hablar por hablar si no media una moción de censura o qué idea tan estupenda las bufandas de colores escondiendo las corbatas. Qué toque más rústico para la fotografía oficial en una comunidad con tanto niño analfabeto, como señalara Ana Mato, ese niño al que le iban a subir las chuches y ha sido verdad. Rajoy que nunca se olvida de él se lo llevó al mitin: "Quiero que el niño en la escuela aprenda a ser bueno" dijo el líder de la oposición desde el escenario hispalense y se quedó como nuevo.

Seriedad, señores. Recuerden que somos de colores pero no tontos.