Se ha conmemorado recientemente el vigésimo aniversario de la inclusión de la Ciudad Monumental de Cáceres en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, evento que tuvo lugar el 26 de noviembre de 1986. Con tal motivo se han echado al vuelo las campanas institucionales y políticas para dar bombo y platillo a la efemérides, como en ocasiones anteriores, rodeándola de sonrisas, fotos, actos públicos y otras zarandajas que vienen muy bien en vísperas electorales.

¡El tiempo es el tiempo! Hay que respetarlo como medida relativa de nuestra vivencia y de nuestra historia. Especialmente si esa vivencia y esa historia están dedicadas a la política; pues el tiempo --medido en años, lustros, décadas o siglos-- suele favorecer la propaganda electoral y permitir a los gerifaltes de turno salir en fotos de familia , hacer declaraciones institucionales, o protagonizar reportajes de prensa en los que se destaque su rol personal en todos los acontecimientos organizados por ellos mismos.

¡Otra cosa es la memoria!

Qué difícil resulta hoy recordar los hechos o los acontecimientos tal y como fueron; o a quienes tomaron parte en ellos, aunque el lapso cronológico que nos separa sea breve. Hoy se editan vídeos sobre la seguridad o el orden público, en un periodo de apenas dos años, y nuestra memoria es tan floja que se deslizan sin advertirlo hechos violentos que ocurrieron en Colombia; o se incluyen acontecimientos que corresponden a un periodo de gobierno anterior al que se intenta referenciar en el reportaje. De la misma manera se critican agriamente posturas o actitudes actuales, que son las mismas que hace poco tuvieron y manifestaron los mismos que hoy las censuran; creyendo, sin duda, que ya nadie se acordará de sus propias palabras y planteamientos.

XPOR ESOx no es de extrañar que los que ahora conmemoran este vigésimo aniversario, que tan importante ha sido para la historia y para la evolución urbana de Cáceres desde 1986 --que en su mayoría no tuvieron ningún papel en el evento-- hayan olvidado los nombres y datos de quienes hicieron posible el expediente de ICOMOS, acumulando y remitiendo documentación y bibliografía sobre nuestra ciudad; de quienes redactaron y publicitaron edictos, proclamas y artículos de prensa para transmitir a los vecinos las felices noticias que venían de París, lugar donde se celebró la Asamblea General de la UNESCO en la que Cáceres adquirió ese protagonismo internacional; de quienes prepararon una gran fiesta popular en la plaza Mayor de la villa para que todos los cacereños compartiesen la alegría de ser Patrimonio de la Humanidad en un momento especialmente oportuno y gozoso para todos.

¡Qué floja es la memoria! Cómo se pueden manipular los hechos para hacer desaparecer a los que los llevaron a buen puerto, y sustituirlos por otros personajes, que hoy aspiran a promocionarse en listas y candidaturas, sin que esto los haga sonrojarse lo más mínimo.

Aunque parezcan términos muy relacionados y con cierta cohesión semántica, el tiempo y la memoria son conceptos muy relativos que, como se puede ver entre los políticos de ciertas tendencias, pueden ser cambiados, tergiversados o manipulados para favorecer opciones que nada tengan que ver con la verdad.

*Exconcejal del Ayuntamientode Cáceres