Victoria de los Angeles López García (Barcelona, 1-11-1923), para el mundo de la música Victoria de los Angeles a secas, cumple hoy 80 años. Lo grande que llegó a ser como cantante lírica lo fue por ella misma, alejada de clanes. Tanto, que algún que otro clan la vetó en 1968 para actuar en el Liceo barcelonés e incluso le prohibió visitar a sus colegas en los camerinos. En el histórico coliseo de la ópera debutó el 13 de enero de 1945 con Le nozze de Figaro. Le esperaba una carrera esplendorosa en todas partes, como atestigua la anécdota de que sus admiradores japoneses plantaron un cerezo en Nagasaki con su nombre, en reconocimiento de la interpretación de Madame Butterfly.

Hija de un andaluz y de una castellana, Victoria de los Angeles es un claro ejemplo de integración en una comunidad que no era la de sus progenitores, tal y como le recordaba a menudo el padre, que fue bedel de la Universidad de Barcelona y en cuyo recinto estudiantil tenía el alojamiento en donde nacieron, además de Victoria, dos niños más. Ella ha dicho que siempre se ha sentido española y universal. "No me gustan las fronteras", subrayó hace ya más de dos décadas. Entre los elogios que le han dedicado guarda en la memoria estas palabras del maestro Pau Casals: "El arte de Victoria de los Angeles pertenece a la más alta jerarquía de este mundo".