Ponerse a hacer recuento del patrimonio local en vías de recuperación debe ser como verte morir de sed en el desierto y toparte con un oasis. Pero, claro, esas cuentas las hecha servidora, que para lo bueno y para lo malo me pagan, pero que no espere Elia Blanco que repare el ciudadano de a pie, que encima esta semana se debe haber quedado patidifuso con el batacazo de las huertas.

Mucho tenían que aprender del Mocho y la señora Felisa, que te vendían unas gafas plasticosas de rojo pasión como si fueran de Dolce e Gabana. Eso era técnica y no la del comité del PSOE que en puertas del fiasco negociador de La Isla te vende que el programa electoral se ha cumplido en dos años en un 90 por cientillo. ¿Qué van a hacer ahora los dos restantes? Regla de oro: no contar mentiras tralará, pero algo de comunicación, porque puede pasar sin pena ni gloria que se está rehabilitando el cine Sequeira porque la oposición sabe rentabilizar mejor que, desde luego, no parece otra forma de ser, otra forma de actuar, que la señora alcaldesa se vaya en coche oficial a la asamblea de Caja Extremadura en Cáceres, pese la dieta, y con un poli de servicio de chófer. Qué feo y qué apaño, por cierto, el de Medina con las vicepresidencias para quedar bien.

Pero al pan, pan y al vino, vino y en recuperación de patrimonio Plasencia va bien. Como en adecuación de caminos rurales Blas Raimundo ha hecho una más que acertada gestión. Ahora que lo que no tiene desperdicio es el repaso de la exsecretaria de Organización del PSOE a Blanco. Pero ya se sabe que no hay quien odie más el tabaco que un exfumador.