CORRIA 1991 cuando no se oía hablar de crisis y los ribereños Miguel Ledesma y Marisa Becerra, que estaban vacaciones, alquilan un local en la carretera de Hinojosa, que acaban de cerrar. "Lo cogemos por casualidad", comenta Marisa. "Lo acababan de dejar, estábamos aquí de vacaciones y nos dijimos podíamos cogerlo, y así fue. Hacía tiempo que pensábamos en regresar y vimos la oportunidad. De vuelta a Madrid, lo comentamos con los jefes y nos dieron la opción de probar y si volvíamos nos volverían a abrir las puertas en la capital. Eso también nos empujó a pensarlo un poquito menos" apunta. Nadie de la familia se había dedicado a la hostelería, quizás familiares cercanos, pero no sería esto impedimento para dar el gran salto. J. F. LL.