La Guardia Civil ha instruido diligencias a un vecino de Siruela por un presunto delito de maltrato animal, al encontrar en una finca que regentaba en Cabeza del Buey 300 ovejas sin comida ni agua, así como los cadáveres de otras 60 que supuestamente han muerto por falta de atención.

El Seprona de la Guardia Civil de Castuera inició una investigación tras tener conocimiento de la elevada mortandad de ovejas en una explotación ganadera propiedad de M. C. C.. Con la información recibida, los agentes de la Guardia Civil junto con veterinarios de la Junta de Extremadura se personaron en la finca el pasado miércoles, 4 de diciembre, donde hallaron más de 300 cabezas de ganado ovino de la raza merina de la variedad negra, sin agua ni comida. Los facultativos veterinarios certificaron la extrema delgadez y el evidente estado de desnutrición y abandono en que se encontraban los animales, algunos de los cuales eran incapaces de mantenerse en pie debido a su debilidad, según infomó ayer la Guardia Civil en una nota de prensa.

Asimismo, durante la inspección se hallaron unos 60 cadáveres de estos animales, diseminados por la finca e inmediaciones de los establos, y amontonados en un remolque en estados de descomposición, ganado que supuestamente habrían muerto por la falta de atención y cuidados.

Al titular de la explotación se le instruyeron diligencias por un supuesto delito de maltrato animal con resultado de muerte, contemplado en el artículo 337 del Código Penal. El investigado se enfrenta a penas de prisión de hasta un año e inhabilitación de hasta tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con animales, condena que podría agravarse por la muerte de las ovejas, hasta 18 meses de prisión y 4 años de inhabilitación. Las diligencias han sido remitidas al Juzgado de Instrucción de Castuera.

NIEGA LAS ACUSACIONES / Este diario habló ayer con el ganadero investigado por estos hechos, que desmintió las acusaciones, al tiempo que denunció su situación de indefensión y reivindicó su derecho al honor. Según explicó, alguien anónimo vio tres ovejas muertas, pero negó que hubiese 60 cadáveres y 300 desnutridas y lamentó que la Guardia Civil no haya informado además de sus alegaciones. El ganadero explicó que en la finca hay cadáveres diseminados porque disponen de la autorización denominada Sandach, que permite que los cuerpos se queden donde mueren para servir de alimentación a aves necrófagas. Los cadáveres fotografiados en un carro son «huesos» que ellos recogen. Explicó además que las ovejas se crían de manera ecológica y que son alimentadas a diario.