El hallazgo de cuatro serpientes y un coatí muertos dentro de un contenedor de basura en Villafranca de los Barros ha acabado con la clausura, por parte de la Guardia Civil, de un taller de taxidermia ilegal en esta localidad. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) del puesto de Hornachos tuvo conocimiento de la aparición de los animales muertos a principios de mayo. Tras examinar los cadáveres de las dos pitones albinas, una boa constrictor, una pitón nominal y una cría de coatí, comprobaron que una poseía el microchip, por lo que se identificó a su dueño, un vecino de Aceuchal, que había entregado los animales muertos al taxidermista para que los naturalizara. Este vecino tenía en una parcela 50 animales de unas 20 especies exóticas, autóctonas y domésticas.

La Guardia Civil localizó en una cochera de Villafranca varios trofeos de caza mayor y menor, así como productos y utensilios que evidencian la actividad y dedicación a la taxidermia. El responsable reconoció haber recibido los animales muertos, pero al comprobar que estaban en mal estado, los tiró a un contenedor de basura, sin pensar en la ilegalidad y en la alarma social que originó. El Seprona instruyó actas por infracciones en materia de comercio internacional de especies amenazadas, a la vez que se participó a la Junta Animal las irregularidades detectadas en la taxidermia y en la parcela.