La localidad de Valdehornillos tiene 661 vecinos y vive, enclavada en plenas Vegas Altas como está, de la agricultura. Su alcalde, Víctor Manuel Menacho, lucha con su grupo --en el que los cincos concejales son del PP--, por enderezar la situación económica que encontró en el ayuntamiento tras el anterior gobierno, también popular. En esta entrevista cuenta lo necesario que es ensanchar la carretera que les une con las poblaciones cercanas y expresa su temor por cómo les afecte la reforma local del Gobierno. Menacho se dedica a su pueblo a tiempo completo, hasta el punto de que rechazó ser concejal en Don Benito, y se siente satisfecho de haber acabado con la confrontación política entre su grupo y el socialista, que traspasó el ámbito de los plenos para sentirse en la calle.

--¿Cómo fue su llegada al ayuntamiento y qué se encontró?

--La llegaba fue en principio mal, con muchos problemas, pero vamos saliendo con la ayuda de todo el grupo, y del pueblo. En la anterior legislatura, que también gobernaba el PP, fui concejal durante siete meses y luego lo dejé, hasta que Mariano --Gallego--, me llamó y me presenté con un grupo de amigos y al mes siguiente tomamos posesión.

Cuando llegué me encontré en la cartilla 23 euros y muchísimas deudas: a la Seguridad Social, a proveedores, con sentencias pendientes, una de la piscina que puede suponer el gasto de 130.000 euros y otra del despido de la secretaria del ayuntamiento por la anterior alcaldesa. La verdad, la situación era complicada.

--¿Qué destaca de su pueblo?

-- Tenemos fiestas en junio y en septiembre. Las de junio las paga el ayuntamiento y las septiembre, todos los vecinos, con 22 euros por casa y colabora casi todo el pueblo, la hacen ello. Y eso es que la gente está comprometida con su pueblo.

--¿Qué balance hace de lo que lleva de legislatura?

-- Todos los problemas que hemos tenido se van solucionando, apenas tenemos ya deuda con proveedores. Y se ha acabado con la división del vecindario, un enfrentamiento ideológico entre simpatizantes del PP y del PSOE que llevaba la tensión a los plenos y a la calle. Llegué a pensar que un día pasaba algo, y ahora la verdad es que estamos muy tranquilos.

--¿De qué vive el pueblo?

-- Al ser zona de regadíos, con colonos que llegaron en los 60 para hacerse con una casa y una parcela por 600.000 pesetas, el pueble vive aún del campo, con cultivos de tomate, melón, sandía y maiz; antes había una central de pimiento del piquillo en la que trabajaban unas 20 personas, pero hace unos 15 años se la llevaron a la Línea de la Concepción. Las naves siguen ahí, pero ahora se coge muy poco pimiento. De ganadería, solo hay dos pastores con 500 o 600 ovejas para la cría y venta de cordero.

También había gente en la construcción; fueron muchos obreros a Madrid pero eso se vino abajo. La vida ha cambiado en el pueblo. Antes, al estar el campo malo mucha gente se fue a la construcción y ahora están sin trabajo. Y las parcelas de nuestros padres se han vendido a agricultores más fuertes de las zonas de al lado.

--¿Les afecta la crisis y el paro?

-- Sí nos afecta porque había mucha gente en la construcción, muchos obreros eran compañeros míos. Antes de venir como alcalde dejé la empresa de construcción en la que trabajaba y estábamos 14, había ocho en otra de Miajadas. Tenemos casi medio centenar de parados de larga duración y de los que trabajan esporádicamente, otros buenos pocos, por lo menos 60.

--¿Qué proyectos tiene para el pueblo, qué necesita?

-- Necesitamos un pabellón deportivo, terminar un centro de día para mayores que le falta poco, con 120.000 euros se acaba. De deportes no hemos recibido en 10 años nada; ahora voy a ver si recibo algo. Y vamos a asfaltar cinco o seis calles, las que peor están, con el plan de la diputación y la Junta. La casa de la cultura y piscina son nuevas. Lo que falta es sobre todo trabajo para la gente; lo que es infraestructura no tanto.

Y en comunicaciones, los alcaldes de la zona luchamos para que la carretera de Vivares, Santa Amalia y Valdehornillos, que es de la CHG, se ensanche; hay un proyecto pero no se acaba de hacer. Ahí ha habido ocho o diez muertes en los últimos años; seguro: cuatro desde el 2010. El firme está bien y es recta, pero es muy estrecha; nos une con Casas de Tejada, Torviscal, Puebla de Alcollarín y hay transporte escolar y sanitario. Estamos a ver si hacemos fuerza para que se ensanche.

--¿Qué relaciones mantiene con la diputación y la Junta? ¿Tiene algún proyecto con ellas?

-- El que tenemos es el asfalto de calles y alumbrado público. Y a primeros de año se empezará algún proyecto de empleo con la limpieza del pueblo.

--¿Qué opina de la reforma local del Gobierno?

-- Nos afecta bastante y ahí andamos luchando. Si las noticias que oímos se cumple, para las entidades menores será un problema. No sabemos de cierto qué pasara con los dos puntos más graves, la pérdida de personalidad jurídica, que nos dejaría sin subvenciones de la Junta, sin poder contratar y quedarías como una asociación de vecinos, sin derecho a nada, nos mataría. Y el otro se refiere a que si el ayuntamiento matriz tiene que hacer ajustes, tendría que eliminar entidades menores y Don Benito tiene 6. Nos afectaría, claro; nosotros mantenemos la guardería con una subvención de la Junta y las madres pagan 30 euros; la piscina la abrimos y todo eso, y el mantenimiento de edificios pasaría al ayuntamiento matriz y si no quisiera mantenerlos, los podría cerrar,

--¿Cómo ve su futuro político?

Si se aprueba la ley esta, las entidades locales ya no necesitarían alcalde, estaría como un delegado de Don Benito.