Más de 12 años ha tenido que esperar la localidad cacereña de Valdefuentes para conseguir el título honorífico de Capital Regional del Esgrafiado, una técnica decorativa de influencia morisca que aporta un toque de distinción y originalidad en las fachadas de sus calles.

El pasado martes, el Consejo de Gobierno concedió por fin a este municipio, situado en pleno corazón de la comarca de Montánchez, un reconocimiento cuyo proceso empezó en el año 2000 con la entrega de un proyecto a la Junta de Extremadura.

En la actualidad se estima que hay unas 170 fachadas catalogadas que tienen este tipo de decoración, y que en su mayoría fueron realizadas hace más de 50 años por constructores de la localidad. Uno de ellos, Eugenio Luengo Sosa, cuenta a este diario cómo aprendió de su padre la técnica y se la fue enseñando al resto de albañiles del municipio. "Yo empecé a trabajar cuando tenía 11 años", relata Luengo, quien reconoce tener "cuatro o cinco cajones llenos de moldes", de esta forma, "la misma fachada no la hago nunca".

Los esgrafiados más antiguos de la localidad, que posiblemente sirvieron de inspiración, se encuentran en la fachada lateral y en el claustro del Convento de San Agustín, construido a comienzos del siglo XVII. El hecho particular de que haya tantos esgrafiados y todos con motivos tan diferentes se debe a que son una manifestación de la familia al exterior, los propietarios de la casa podían decidir qué tipo de cenefas querían en su fachada.

El alcalde de Valdefuentes, Alvaro Arias Rubio, se muestra muy satisfecho por haber logrado este título para su municipio, ya que dice, supone "buscar una seña de identidad" que les distinga, y porque constituye "una fuente de riqueza y de empleo".

De hecho, el visitante que acuda a lo localidad cacereña de Valdefuentes será testigo directo de la belleza de sus fachadas, pues este tipo de decoración es singular y muy estética a su vez.