Más de 1.500 piezas entre figuras, construcciones y elementos decorativos dan vida al Belén que cada año monta el trujillano Juan Gabriel Blázquez. Eso sí, el emplazamiento de estas navidades ha ganado en espacio y vistosidad, ya que se encuentra en los bajos del palacio de la Conquista, junto a la plaza Mayor.

Ocupa unos 30 metros cuadrados con decorados realizados por este joven con materiales como poliespán, papel, escayola o cartón. Por otro lado, las figuras son hechas de barro, marmolina y resina y se han sido dispuestas por los variados lugares representados, entre ellos los soportales de la plaza Mayor trujillana.

Este guiño a Trujillo no es la única novedad, ya que también se han representado nuevos oficios como el de viñador. Y es que a este joven de 26 años le gusta hacer cada año una nueva aportación, aunque solo sea con algún pequeño adorno o complemento. En este caso ha sido un telar, una fuente romana o una almazara de cereal, entre otros.

Pero no solo impresionan los detalles, también la simulación de vida con ruidos, agua corriendo por riachuelos, la iluminación nocturna y diurna o el movimiento de algunas figuras. Por ejemplo, para conseguir que un trillo de vueltas en la era lo he montado sobre un plato de microondas viejo conectado a un motor, explica Juan Gabriel, «por lo que echo mano de muchas cosas recicladas y que voy guardando a la espera de tener alguna función». Es el caso de una lámpara estropeada, que ahora vuelve a lucir instalada en el desierto de Egipto.

Debido a la céntrica ubicación del belén, son muchos los turistas de todas las nacionalidades que han visitado esta obra de arte que deja impresionado a quien la contempla. Halagos y felicitaciones que el belenista agradece, ya que aunque no lo hace con ánimo de lucro, «sino por hobby», tiene mucho trabajo.