Los Negritos de San Blas tienen su origen en el siglo XVI, aunque son varias las leyendas sobre el origen de estas fiestas. Una de estas versiones, y que al parecer es la que tiene mayor peso, es la que hace referencia a un padre de familia numerosa que por su extrema pobreza envía a sus hijos todos los años coincidiendo con estas fechas a pedir limosna al pueblo, danzando al son de distintos ritmos ante el santo San Blas. Esto gustó a los lugareños que en agradecimiento daban dinero a la familia. Esto lo repetían año tras año hasta que la gente del pueblo acabó cansándose. Por ello, el padre ideó pintar con carbón las caras a los hijos para que no fueran reconocidos y así poder seguir pidiendo limosna en el día de San Blas.

Otra versión que se baraja hace mención a la reconquista de esta zona del Valle del Alagón y su posterior repoblación por parte de Alfonso IX de León, trayendo dicho monarca parte del repertorio de estas danzas desde León. Otra versión, la más reciente, es su procedencia del Perú donde se bailan las danzas de palo. De ahí además, el personaje del palotero .