TEtl presidente Monago no irá a Bruselas a defender el tabaco. Es comprensible, mientras los criterios económicos de la Junta sigan teniendo enfrente criterios de salud pública, que son los de la Unión Europea al respecto. Y es que semejante dialéctica --criterios económicos frente a criterios de salud-- no sólo invalida cualquier posibilidad de entendimiento, sino que crea hasta mala conciencia (¿el interés económico antes que la salud?).

De acuerdo que la UE cuenta con la evidencia de que la producción de tabaco no tiene más que un fin, y sobre todo con una sociedad cuyos ciudadanos son tratados como niños, que ignoran riesgos, etc. La cuestión es que defender el tabaco no es defender al fumador, sino el mantenimiento de un sector que quizá no interese a la UE, dado su 4% de aportación a la producción mundial, pero sí a Extremadura, que aporta el 93% de la producción nacional. ¿Criterios de salud?

Aunque la preocupación de la UE es la rentabilidad, la salud es mejor criterio para justificar la decisión de no producir tabaco. Moral y socialmente. No importa el daño que se haga al sector al sugerirse que hay fumadores porque hay producción, y que enferman, y que el productor de tabaco es por tanto productor de enfermedades, según esta lógica. El objetivo es prescindir de lo no rentable. Pero antes que aceptar que lo malo del tabaco es que no da beneficios, la UE alega que no es beneficioso, por si no se sabía. El problema es que su negativa no implica la desaparición del fumador, pues el tabaco que se fume en Europa será importado. ¿Cómo afectará entonces a la salud? No afectará. Porque el único criterio de salud de la UE es también económico: reducir el gasto sanitario que provoca fumar.

Se comprende, en fin, que el presidente Monago no vaya a Bruselas. Sus realidades económicas sólo encontrarían enfrente la obviedad de que fumar es nocivo y la estupidez de que producir tabaco es producir enfermedades. Volvería con la absurda sensación de que ha ido a perjudicar la salud.