Hoy es un día de alegría para Salorino y su parroquia de San Ildefonso al ver inaugurada la ermita de Santa Ana tras las obras de restauración que le han devuelto su dignidad, después de más de ocho décadas en ruina". Así de satisfecho se expresaba el párroco, Miguel Angel Alvarez, en el acto de inauguración de la ermita ayer sábado. La restauración de este monumento, que llevaba en ruina desde la Guerra Civil y del que existen documentos desde el siglo XVIII, se ha llevado a cabo, según recordaba el párroco, gracias al convenio entre la diócesis de Coria-Cáceres y el Ayuntamiento de Salorino. Los trabajos han costado 165.000 euros con fondos de las administraciones central, regional y local. La reposición del tejado al completo, el revestimiento de la madera, la consolidación de los arcos y el reforzado de la fachada son algunas de las obras ejecutadas.

Otro de los que también ayer se mostraban satisfechos era el alcalde, Alvaro Sánchez: "Es fundamental recuperar nuestro patrimonio, nuestras señas de identidad, Santa Ana era escombro y basura y un pueblo no puede permitirse quedarse sin aquello que aporta valor a las páginas de su historia", comentó. También se refirió al presente y futuro y apostó por convertir la ermita en algo más que un elemento de valor patrimonial y transformarlo "en un centro abierto que refleje y cuente nuestros principios y nuestra historia", dijo. Para ello, anunció que el monumento se dotará de elementos que la transformen en un espacio atractivo para vecinos y foráneos, algo que la diferencie de las demás y la haga única.

UNA MIRADA A LOS ORIGENES De momento, ayer, el alcalde anunció el primer elemento característico que tendrá el interior de la ermita y que será un Centro de Interpretación del Carbón, en homenaje, dijo, a todos aquellos que se dedicaron a esta actividad central. "Salorino, consecuencia de una posada frecuentada por los carboneros y piconeros que venían a producir a la zona, se fueron quedando, después del carbón vino el pastoreo y el descorche, y a partir de ahí la gente fue formando su vida poco a poco en el pueblo, consiguiendo así todo lo que hoy tenemos", recordó.

A esto se sumará otro espacio para recordar el esfuerzo de las primeras mujeres del pueblo, que en aquella época se dedicaban a las labores del hogar, a recoger bellotas y al cuidado de la ganadería, ellas también son partícipes de un día de alegría que ayer vivió Salorino. Un pueblo que celebró el regreso de su ermita con un día de fiesta repleto de actividades lúdicas, culturales y deportivas.