Muy pocos saben que Fernando V, Rey de Aragón y marido de Isabel la Católica, que pasó a la historia con el sobrenombre de Fernando el Católico, vivió sus últimos días en la localidad cacereña de Madrigalejo, donde firmó uno de los documentos más importantes para el devenir de España: su último testamento. En él cedió la corona a Carlos I, y no a Fernando, su nieto preferido, iniciándose uno de los periodos de mayor esplendor para el país.

Madrigalejo quiere sacar del olvido esta página de la historia a través del teatro. Ciento cincuenta vecinos llevan meses ensayando sin descanso la obra Yo el católico , bajo la dirección de Isidro Leyva, que será puesta en escena el viernes y el sábado a las 21.00 horas en una gran explanada, por donde antaño pasaban carretas y caballerías rumbo a Guadalupe. Habrá 4 plataformas de 10.000 metros cuadrados.

PRESENTACION Responsables municipales, el director y los actores con todas sus galas (llevan atuendos muy logrados de confección propia, con adornos a base de chapas de cerveza que consiguen un curioso efecto), presentaron ayer la obra en las escalinatas del ayuntamiento cacereño. "Yo soy el sacristán del pueblo, por tanto el papel de cardenal Fonseca no me va mal", indicó Pedro Corrales, junto a su vecino Oracio Villuelas, concentrado en su personaje de Fernando V, e Inmaculada Ruiz, caracterizada como Isabel la Católica.

La obra relata los pasajes más importantes de la vida del monarca, especialmente sus últimos días en la Casa de Santa María de Guadalupe, una hospedería que pertenecía a la Orden de los Jerónimos, actual monumento histórico-artístico, lugar de reposo para los viajeros que acudían al monasterio. Fernando V llegó el 15 de enero de 1516 camino de Guadalupe, donde pretendía reunirse con la Orden de Calatrava, cuya encomienda quería ceder a su nieto Fernando. Pero la muerte le sobrevino y tuvo tiempo de modificar el testamento. De la hospedería, por donde también pasó Juan de Austria y el propio Colón, aún queda alguna estancia.