El gran fervor y devoción que los torrejoncillanos sienten por su Virgen de la Inmaculada Concepción volvió a sentirse ayer en las calles de este pequeño pueblo del valle del Alagón en la noche del año más esperada por sus vecinos con motivo de las fiestas de La Encamisá. Una celebración que tiene el privilegio de ser de Interés Turístico Nacional desde el año 1974 y que une historia, con orígenes bélicos, religión y fe.

Ayer, una vez más, volvió a suscitar el atractivo de numerosos turistas llegados de distintos lugares de Extremadura y de fuera, que quisieron ver en vivo esta fiesta. Sobre las nueve y media de la noche, José Vicente Martín, acudía a la sede de la Asociación de los Paladines, en la calle Lorenzo Díaz, acompañado de algunos de sus familiares más cercanos para iniciar uno de los mayores rituales como es prepararse y vestirse con la sábana blanca que muestra la imagen de La Inmaculada. Todo ello para minutos después poder cumplir su sueño de toda la vida: recibir en la puerta de la iglesia de san Andrés Apóstol y con sus propias manos el estandarte con la imagen de la Virgen y continuar después llevándola en procesión por las calles.

Un sueño que a sus 42 años ayer por la noche pudo ver cumplido después de que su hijo, David, de solo 20 años, le cediera el privilegio de ejercer de portaestandarte tras haberlo conseguido éste en un sorteo que la asociación celebró hace unos días entre sus socios. «Cuando escuché el nombre de mi hijo, sentí una emoción muy grande, no hay palabras para describirlo porque ser portaestandarte es la mayor ilusión que puede tener cualquier torrejoncillano», confesó José Vicente, que sabía que su hijo le cedería el privilegio para hacer realidad su deseo. Ayer, tras subirse a su caballo y acompañado cada uno a un lado por sus primos, Vicente Antonio y Pedro Vicente, también jinetes, protagonizaron la recogida del estandarte y posterior procesión por las calles junto a unos 175 jinetes más y unos 200 escopeteros.

Tras los momentos de emoción vividos, llegó la hora de endulzar la noche para lo cual, la Asociación de los Paladines, en su labor de mayordomos este año, preparó alrededor de 5.000 coquillos, 3.000 cañas y 100 litros de vino para el convite que se ofreció al público asistente. No obstante y tras el intenso día vivido ayer, el programa de actividades continuará hoy jueves y mañana viernes con una misa, procesión, un convite y un festival infantil como colofón.