Aunque pronto, ya hay actividad sanjuanera en Coria. (¿Pronto? ¿Cuándo es pronto o tarde para San Juan?) La razón es que este año, caprichos del calendario, San Juan empieza en domingo y acaba en viernes, con lo que será un San Juan sin fin de semana. ¿Será? Precisamente la actividad consiste en saber si será o sería, a falta aún de una decisión oficial. La actividad, en fin, es el debate que no le falta nunca a San Juan. Así, si para unos este año San Juan debe prolongarse hasta el día 30 de junio, para otros debe cumplir siempre la tradición, la cual establece que del 23 al 28. Nótese que los términos no son de conveniencia, sino de obligación: debe o no debe. Ignorar esta autoridad ciudadana es ignorar que San Juan tiene puristas, y de postura inapelable: programa, programa y programa. Y que, por lo mismo, los tiene también la fiesta, con un purismo igual de razonado: San Juan es ante todo fiesta y, por tanto, cuanto más San Juan, más fiesta.

En este contexto, la crisis es argumento de ida y vuelta: lo que por un lado beneficia (sí, esta vez sí, el turismo), por otro perjudica (más gastos: particulares y municipales). Y la política, según costumbre, no hace política: porque si la decisión es que San Juan tenga fin de semana, quién objetaría, y con qué razones, y para qué. Y si es lo contrario... Lo contrario es directamente impensable. Ni siquiera se daría el supuesto de requerir la unanimidad de los grupos para diluir responsabilidades. Se tiene desde siempre.

Por lo demás, el que la decisión no se conozca no significa que no sea conocida. Pero conviene que esté decidida popularmente antes de ser decisión oficial. Por responsabilidad política, o por las críticas, al menos. El debate no decidirá nada, pero sirve para que cuando la decisión se confirme, esté ya interiorizada, asimilada.

Y esta actividad sanjuanera, mientras llega, hace que vaya calando, oficializándose, hasta normalizarse. Terminará pareciendo una iniciativa popular a la que no se ha podido sino acceder.