Ubicado en las proximidades de Las Hurdes y sierra de Gata, este municipio posee un clima típicamente mediterráneo subtropical con una temperatura media anual de unos 14,4 grados centígrados. Está enclavado entre las sierras de Santa Bárbara y la Vaqueriza.

La formación vegetal autóctona es del tipo durilignosa con un bosque mediterráneo plagado de encinas y alcornoques junto a otras especies que componen el matorral. Como el resto de los términos de la mancomunidad, su economía fundamental se centra en el sector agrario, al que se dedica alrededor del 72% de su población activa, mientras que el de servicios ocupa al 14,8% y el industrial al 15%.

Los cultivos herbáceos y el olivar conforman la mayor parte de las tierras de labranza, el resto tiene un aprovechamiento principalmente forestal y de pastos. La ganadería no es tan relevante como en otros términos de la comarca, si bien, el bovino y el ovino se llevan la palma.

Santa Cruz, que cuenta con la pedanía de El Bronco, tiene en la parroquia de Santa María de Magdalena su edificio más singular. Se trata de una construcción de tipo rural realizada en el siglo XVII y reformada en el XIX, de muros de mampostería de pizarra y planta rectangular.

También se puede visitar el templo de El Salvador, obra del siglo XVI y transformada en el XVII. Por último, en el parque del Cristo se encuentra la ermita del mismo nombre. Fue edificada en el siglo XVI sobre planta cuadrada y cubierta en su interior por un bóveda de crucería con terceletes. También es del siglo XVI la ermita de Dios Padre, pequeña construcción de mampostería con portada sencilla de medio punto y ábside semicircular.

ORIGENES

No se sabe con exactitud quiénes fueron los primeros habitantes de la comarca, pero sí se conoce la huella que a su paso dejaron romanos y árabes cubriendo estas tierras con importantes núcleos de población.

La comarca a la que pertenece también se identifica con dos ecosistemas distintivos: el monte de Trasierra, con un paisaje de bosque mediterráneo caracterizado por una imagen montañosa, en la que abunda, fundamentalmente, los castañares, robledares, alcornocales, brezos, ahulaga, madroñeras y tojo.

La zona también es el lugar idóneo para ver y disfrutar de las gargantas del Perdido, Salugral, y los valles del río Alagón y Ambroz, que contribuyen a formar un paisaje típico ondulado de dehesa con la fauna y la flora características de ésta: encinas, alcornocales, rebollos, jaras, cantueso,.., y conejos, jabalíes, aves diversas... En fin, todo un delite para los cinco sentidos.