Silveria Martín Díaz acaba de cumplir 104 años, por este motivo ha recibido un caluroso homenaje por parte de sus familiares más allegados, junto con el alcalde de Jaraíz, José Bonifacio Sánchez y la concejala responsable del área de Bienestar Social, Socorro Fernández, ya que la tatarabuela centenaria es usuaria del Centro de Día de Jaraíz, pese a que es vecina de Aldeanueva de la Vera, donde reside con una hija, y natural de Tavara la Vieja. Esta última localidad fue cubierta por las aguas del embalse de Valdecañas.

Silveria Martín, que conserva una mente muy lúcida para su edad tiene cuatro hijos, tras haber fallecido uno, de los cinco que tuvo, dieciocho nietos, veintinueve bisnietos y tres tataranietos. Muchos de ellos residen en Francia y Cataluña.

Silveria Martín, pese a su edad y los años de trabajo duro en el País Vasco y Francia, adonde emigró con su marido y sus hijos, asegura que está "estupendamente", aunque reconoce que ya no tiene "las fuerzas que tenía antes". En cuanto a comida dice que siempre ha comido "más que ahora".

Al hablar, desgrana los recuerdos que tiene de su municipio natal, Talavera la Vieja, en la actualidad inundado por las aguas del embalse de Valdecañas. "Era un pueblo muy rico por las vegas que tenía". Su marido, ya fallecido, José Arroyo Fernández, fue alcalde y presidente del Sindicato Vertical. "Tener que marcharnos supuso un golpe muy duro para los talaverinos", dice. No en vano, añade, "bajo las aguas dejaron la torre de la iglesia, que explosionaron con 30 kilos de dinamita, y los seres queridos que teníamos en el cementerio". Repasa los tiempos duros de épocas pasadas, y asevera que la crisis actual también es importante, "especialmente para Italia, Portugal y España, que la ha dejado sin trabajo".

Dice que "ha hecho mucho ganchillo" y "la manía" que tiene por colocar los cojines de los sofás, junto con la cortina de la puerta que da acceso a la terraza de su hija.

Por último en el lado alegre de las vivencias de su pueblo están "las fiestas de San Agustín y los bailes en la plaza Mayor eran geniales, pero al anochecer teníamos que estar en casa", señala.