En el siglo XIV aparece el Castro de Valdecañas como castillo de Boxe que hace referencia a la gran cantidad de plantas llamadas bojes o rinajeras, tal vez para aprovechar el lugar como vado franqueable que posibilitara a los cristianos entrar en los Ibores o como defensa ante las incursiones de los golfines.

En este siglo, una vez que los señoríos acaban con los golfines, la Mesta (el rey Alfonso XI le había concedido numerosos privilegios más en 1347) traza otras tres vías pecuarias del puente del Conde (Berrocalejo), en dirección al sur: una se dirigía hacia Guadalupe, a través de la Jara, otra tenía el mismo destino pero a través del valle del Ibor. La tercera se encamina hacia los Ibores, al sur del Tajo --por Talaverilla, puente del Búho, Bohonal de Ibor, puente sobre el río y Mesas de Ibor--. Desde este último lugar surgía un doble ramal: uno hacia Deleitosa, Jaraicejo y Trujillo, y otro hacia el vado de Albalat pasando por Valdecañas.

Con anterioridad al templo actual, debió existir una primitiva construcción parroquial de reducidas dimensiones, de la que son testimonios los restos que se conservan en la fachada principal del edificio, que tal vez se construyera a principios del siglo XVII sobre el solar antiguo. La iglesia de San Blas, del siglo XVII, ha conservado con fidelidad su estado original, no así el de obra exenta, pues a ambos lados se abren sacristía, capilla bautismal, una torre de reciente construcción y un almacén. La mampostería es el material básico de la construcción, reduciéndose el empleo del ladrillo a algunos vanos y portadas.

RICO PATRIMONIO El templo dispone de una nave dividida en cuatro tramos por medio de arcos de medio punto, cuyo empuje recogen pilastras internas y atípicos contrafuertes externos. La cabecera, a mayor altura que la nave, se cubre con bóveda de arista, figurando en el frontal un retablo barroco compuesto por un cuerpo con remate simple. Su arquitectura dispone de cuatro columnas salomónicas sobre las que descansa el entablamiento. En la hornacina central figura un Cristo crucificado, a su derecha la Virgen del Rosario y a la izquierda San Blas, patrón de la parroquia.

Todas las imágenes, incluidas las que circundan la nave, son de reciente factura; las antiguas no sobrevivieron a la Guerra Civil. Anexa a esta localidad hubo una antigua ermita dedicada a Santa Ana, ahora arruinada.

Una de las joyas de la ribereña Valdecañas de Tajo es la presa del pantano del mismo nombre que dispone en sus cercanías de magníficos parajes naturales, como la garganta de Descuernacabras, reserva y hábitat de aves.