El Directo , el Martero ... Trenes y autobuses de otros tiempos que llegaban a los pueblos extremeños cargados de viajeros, cestas y novedades. El Directo ... Ese autobús parsimonioso de Mirat , de Caballero Quevedo , de Magro que salía de Cáceres o Badajoz a la hora del café y acababa su ruta a la hora del rosario. Autocares de asientos corridos de skay y bacas inmensas que pasaban por trece pueblos antes de llegar a Alía, a Valverde o a Ceclavín. El Martero ... En el Ambroz... Cuando los minutos aún eran largos y aquel tren bajaba cada martes desde Béjar al mercado de Plasencia traqueteando promesas a la ida, silbando primicias a la vuelta. Los tiempos han cambiado, pero no tanto. El Martero ya no pasa por Hervás, Aldeanueva ni Casas del Monte, pero el Directo sigue alborotando cada noche las plazas de los pueblos y se le espera con curiosidad porque trae al hijo y al vecino con las noticias que de verdad interesan.

En los pueblos de Extremadura aún se confía más en los mensajeros de carne y hueso que se bajan del Directo que en los correos electrónicos que llegan de no se sabe dónde. En las ciudades es distinto. Las ciudades están tontas con el Ave y han perdido la emoción del Directo y la nostalgia del Martero . Un 12 de septiembre de 1989 este periódico anunció que el AVE Budapest- Lisboa pasaría por Badajoz y desde entonces, hace 15 años ya, la gente no hace más que soñar con un tren mentiroso que nunca pasa y se ha olvidado de que la verdad sigue llegando cada día en El Directo .

*Periodista