TEtsta es la historia reciente de dos ciudades, una francesa, Montpellier, y la otra española, Cáceres. Ambas cuentan con un interesante casco antiguo, tienen agradables avenidas y paseos, son sede universitaria y disfrutan de muchas horas de sol. A mediados de los 80, tuvieron la misma idea: proponer al prestigioso arquitecto Ricardo Bofill el diseño de un barrio residencial posmoderno cercano al centro. En Cáceres estaría situado en Los Fratres; en Montpellier, en la carretera de Nimes. Bofill aceptó y se puso manos a la obra, pero en Cáceres se echaron atrás.

En Montpellier no sucedió lo mismo y Bofill levantó Antigone , un barrio inspirado en San Pedro de Roma con viviendas, cafés, restaurantes, centros sociales y culturales que es la envidia de Francia. Al tiempo, la Place de la Comédie, equivalente a la plaza Mayor cacereña, se peatonalizó, se remodeló con propuestas originales y estéticas y ha acabado convirtiéndose en un espacio de encuentro delicioso y espectacular. Mientras, la plaza cacereña se convertía en un inmenso bebedero juvenil donde a la estética de las vomitonas y las meadas sucedía la ridiculez de la bandejina .

Los resultados no se han hecho esperar: Montpellier es una de las ciudades de moda de Francia, su población ha aumentado un 20 % desde 1989, se ha potenciado su aeropuerto de Fréjorgues, la cuarta parte de sus habitantes es menor de 25 años y los turistas ya no se quedan sólo seis horas. ¿En Cáceres...? Bueno, dicen que van a ser más exigentes con el tren chuchú.

*Periodista