Los físicos Peter Higgs y François Englert, que en 1964 predijeron en sendos artículos la existencia del bosón de Higgs, y el CERN, la institución científica europea que el año pasado logró finalmente la confirmación experimental de tan singular partícula, fueron galardonados ayer con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica del 2013. "El descubrimiento constituye un ejemplo emblemático de cómo Europa ha liderado un esfuerzo colectivo para resolver uno de los enigmas más profundos de la física", señaló el acta del jurado.

El bosón de Higgs, conocido como la partícula divina, era la pieza que faltaba para completar el llamado Modelo Estándar, la teoría física que explica el comportamiento de las partículas elementales y, en definitiva, de qué está hecho el universo, la naturaleza y todas las cosas que nos rodean. Cuando el británico Higgs, que fue quien se llevó la fama internacional, y el belga Englert se refirieron a él por primera vez, y por separado, el primero tenía solo 35 años, y el segundo, 32. Tuvo que pasar casi medio siglo, hasta julio del 2012, para que ambos vieran confirmada su existencia gracias a diversos experimentos desarrollados en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN, en Ginebra (Suiza). Un tercer pionero, el también belga Robert Brout, falleció en el 2011. La confirmación es considerada uno de los mayores descubrimientos de la historia.