Aire, sangre… y ahora heces y orines. La búsqueda del coronavirus han sumado un inesperado aliado en las aguas residuales. A las mascarillas y la distancia social para evitar su propagación y las pruebas PCR para confirmar contagios, ahora se une la toma de muestras en las alcantarillas para controlar, por barrios e incluso afinando más la búsqueda, la existencia no detectada de enfermos de covid-19.

La empresa Global Omnium y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) llevan tres años colaborando en la detección de restos de virus infecciosos en aguas residuales. Ahora han adaptado esa búsqueda al covid-19 y han empezado en València. El ministro Pedro Duque avanzó la idea de extender la iniciativa a toda España.

Sencillo y gratuito

«Permitirá anticiparnos a un rebrote conociendo la presencia del coronavirus en las zonas en las que hemos dividido la ciudad», explicó Elisa Valía, concejala del Ciclo Integral del Agua.

Pero, además, el programa permite ayudar en un aspecto clave, ubicar a personas contagiadas antes de que tengan síntomas y, sobre todo, a las que no los van a tener. «Abordamos uno de los retos fundamentales que es la identificación de personas asintomáticas que pueden contribuir como vectores de contagio y que hasta ahora eran muy difíciles de identificar», añadió.

El método es sencillo. Se toman muestras y se comprueba el número de unidades genómicas por la medida de agua utilizada. Si saltan las alarmas se pueden tomar nuevas muestras para detallar la procedencia. Antes ya se hizo con la hepatitis. «No es una prueba piloto, es una realidad», aclaró hace unos días Eugenio Calabuig, presidente de la empresa que ha ofrecido sus servicios gratuitamente durante la crisis. Diversos estudios han comprobado la presencia de huellas genéticas antes de que saltaran las alarmas de contagios aunque falta por saber cuándo los infectados empiezan lanzar sus pistas por el wáter.