Los diestros Antonio Ferrera y Javier Castaño, heridos ambos en el mano a mano que dirimieron el pasado martes en la plaza de toros de Gijón, evolucionan de forma muy diferente de sus respectivos percances. El peor parado es el extremeño Antonio Ferrera, que se encuentra ingresado en el hospital de Cabueñes de Gijón, donde se recupera de una cornada de 15 centímetros en el tercio medio del muslo derecho que diseca el paquete vascular sin afectarlo y la femoral sin romperla.

Ferrera, que se negó a ser operado justo en el momento de sufrir la cornada para poder salir a estoquear al toro que aún le faltaba, sin embargo, tuvo que ser intervenido finalmente al término del festejo, por espacio de "hora y media", en la enfermería de la plaza, señaló su hermano y mozo de espadas, Diego Ferrera.

Al finalizar la intervención fue trasladado al hospital de Cabueñes, donde pasó la noche "con las molestias lógicas de este tipo de percances, sin fiebre y sin mayores sobresaltos", indicó Diego Ferrera. "Tenemos que dar gracias a Dios por la suerte que tuvo, pues la cornada le dejó al aire la femoral, pero, milagrosamente, sin romperla. Por este motivo, y por su propia casta torera, pudo volver al ruedo, eso sí, infiltrado", reconoció su hermano. Aún es demasiado pronto para concretar plazos de recuperación, pero lo que es "seguro" es que no podrá estar en los compromisos más inminentes, entre ellos el que tenía en Almendralejo este sábado.