El equipo de seguimiento detectó ayer dos manchas verdes con peces muertos y un intenso olor a azufre en aguas al sur del cabo de La Restinga, en el extremo meridional de la isla canaria de El Hierro, lo que confirma que el magma que pugna por salir a la superficie ya ha ocasionado al menos dos fisuras o grietas en el lecho marino. Según informó Juan Manuel Santana, director de Emergencias del Gobierno de Canarias, la primera erupción --en ningún momento se refirió a cráteres--se encuentra al parecer a unos cuatro kilómetros de la costa de La Restinga, más cerca de lo que se había informado en días previos, mientras que la segunda ha surgido a poco más de dos. Los helicópteros que sobrevolaron la zona el día anterior no lo detectaron.

Lejos de considerar las manchas como algo negativo, Santana afirmó que el hallazgo confirma que la tensión sísmica se está apaciguando bajo el mar y no cerca de las poblaciones. "Cuanto antes pase, mejor; y cuanto más submarina sea la erupción, también", reiteró el director general. De hecho, ayer descendió drásticamente la actividad sísmica, que es el principal síntoma del magma en tensión, pues solo se registraron tres terremotos con una magnitud superior a 2 en la escala de Richter. La semana pasada llegaron a contarse por decenas. También se ha reducido el tremor continuo, la sismicidad de poca magnitud resultado de la circulación del magma. "De momento, sigue saliendo magma. No se ha detenido", aventuró Santana sin dar más detalles.

Los cálculos sugieren que las dos fugas de lava se localizan a profundidades de 700 y 500 metros, respectivamente, lejos del límite de 200 a partir del cual una erupción podría alcanzar un carácter más explosivo y emitir materiales al aire. Más que cráteres con sus característicos conos, parece ser que lo que hay en el fondo marino es una misma estructura geológica, una especie de fractura, por la que discurre el magma hirviente. En dos puntos ha logrado salir, pero podrían ser más.

Santana asumió que la ubicación de las erupciones es fruto de una estimación efectuada a partir del hallazgo de las manchas de peces, que supuestamente se encontrarían encima. Así, para salir de dudas, el Gobierno regional se ha puesto en contacto con el Instituto Canario de Ciencias Marinas para que envíe su buque oceanográfico. El barco, llamado Profesor Ignacio Lozano y que ayer se encontraba en Santa Cruz de Tenerife, tiene capacidad para lanzar sondas de análisis a esas profundidades. Para acceder con cámaras a la zona de tensión sería necesario un robot como el Scarab I, a bordo del buque francés Leon Thevenin.

EVOLUCION INCIERTA

María José Blanco, responsable en Canarias del Instituto Geográfico Nacional (IGN), insistió ayer, al ser preguntada sobre cuánto duraría la erupción, que el fenómeno actual pudo predecirse con tres meses de antelación, pero que la evolución concreta sigue llena de incertidumbres. Blanco recordó que el único caso relativamente cercano, la erupción del volcán Teneguía en 1971 (isla de La Palma), duró 23 días, pero se produjo en tierra. "La verdad es que no sabemos cómo va a evolucionar", reconoció.

Aunque las autoridades se mostraron optimistas por la situación, los evacuados en La Restinga, unos 550, no podrán volver a sus viviendas hasta nueva orden. La mayoría se alojaron en segundas residencias o casas de amigos, y solo unos 50, buena parte de ellos turistas, hubieron de pernoctar en la residencia de estudiantes de Valverde, la capital de la isla. Lo que sí está claro es que el concurso Foto Sub, uno de los más prestigiosos del mundo en fotografía submarina, no podrá celebrarse este fin de semana tal como se había previsto. A La Restinga solo se pudieron acercar ayer, en periodos de 30 minutos, los vecinos que iban a recoger ropa o a dar de comer a los animales domésticos que no se pudieron llevar consigo. La carretera está cerrada al tráfico.