El hundimiento en la madrugada de ayer de un parque de 1.800 metros cuadrados en Santander no causó víctimas ni problemas de estructura de los edificios de la urbanización donde estaba ubicado, cuyos vecinos advierten de que se habría producido una tragedia si se hubiera desplomado a otra hora.

La hora en la que se produjo el hundimiento, sobre las seis de la mañana de este lunes, ha sido lo que los residentes de esa urbanización -unas 500 personas- creen que ha evitado daños personales, pero no así los materiales, sobre todo para los más de 150 vehículos que había estacionados en el aparcamiento sobre el que se ha desplomado el parque.

Los vecinos oyeron un «estruendo» y un sonido de «succión» cuando estaban en sus casas y al asomarse a las ventanas vieron como el parque, con zona deportiva, que hay en el centro de la urbanización se había hundido y los pilares del aparcamiento, situado bajo ese terreno, sobresalían de la plataforma sobre la que estaba construido ese área de ocio.

La urbanización, de viviendas sociales, construidas hace 14 años por la empresa pública Gesvican -dependiente del Gobierno cántabro-, está situada en el barrio de Nueva Montaña, a las afueras de Santander, junto a una zona de marismas, al lado del centro comercial de El Corte Inglés, que ha abierto uno de sus aparcamientos, de 198 plazas, para que los vecinos afectados puedan usarlo.

Esos vecinos podrán permanecer «sin problema» en sus casas, porque dos técnicos especialistas han revisado las estructuras de todos los edificios de la urbanización y han asegurado -en un informe que remitirán esta tarde- que las casas no tienen afecciones y que la estructura del aparcamiento es independiente de los inmuebles.

José Luis Gochicoa, consejero de Obras Públicas, de quien depende la empresa Gesvican, apuntaba, a primera hora de este lunes, que el «peso» del terreno del parque podría ser la causa que ha provocado el hundimiento, en especial por las intensas lluvias caídas estos meses en Cantabria, aunque también recordaba que cuando se diseñó ese espacio, se sabía que sobre el aparcamiento subterráneo iba un parque con zona deportiva.

En ese parque juegan todos los días muchos niños de la urbanización, y de zonas cercanas, por lo que los vecinos reconocen que se hubiera producido una «catástrofe tremenda» a otra hora.