Conmoción en Castelldefels por el brutal homicidio de los joyeros del barrio de Vistalegre. El matrimonio que regentaba el modesto negocio y su hijo fueron asesinados ayer con un machete por dos delincuentes, adictos a la cocaína, que pretendían atracarlos. Los presuntos homicidas huyeron a pie, pero fueron detenidos a cien metros escasos del lugar.

Los hechos ocurrieron sobre las once de la mañana en la joyería relojería Royo. Rosa Alonso, de 51 años, se encontraba detrás del mostrador cuando entraron dos hombres que la amenazaron con un machete si no les entregaba joyas y dinero. La mujer gritó en demanda de auxilio.

En el piso de arriba, donde está el taller, se encontraban su esposo, José Luis Royo, de 53 años, y el hijo, Carlos, de 24. Ambos bajaron corriendo y vieron cómo dos hombres amenazaban con un machete a la mujer. Más tarde fueron identificados como Fernando Sánchez Medina, de 37 años, que fue condenado por la muerte de un joyero en 1987, y Juan Antonio Sánchez Fernández, de 20. Son tío y sobrino y residen en la barriada de La Mina de Sant Adri del Bes²s.

Según fuentes de la investigación, el joyero trató de defender a su esposa y recibió una puñalada en la yugular. El hijo reaccionó de la misma manera y le clavaron el machete en el abdomen. Después, la mujer trató de salir a la calle para pedir socorro. Le perforaron el corazón y se desplomó en la acera.

COLABORACION CIUDADANA Los dos delincuentes emprendieron la huida a pie sin lograr ningún botín. Varios testigos les vieron salir con las ropas ensangrentadas y telefonearon a la policía. Entre esas personas se encontraba, según fuentes de los Mossos, uno de sus agentes fuera de servicio, quien se escondió al ser encañonado por los delincuentes con una pistola que resultó ser de fogueo. El mosso llamó con su móvil a la policía local.

Los delincuentes se escondieron en el jardín de un edificio. "Trataron de esconderse en los vestuarios", dijo un vecino del inmueble, que también telefoneó a la policía. Minutos después, indicó que aparecieron dos policías municipales que detuvieron a los fugados. Habían transcurrido 15 minutos.

Entretanto, unos vecinos trataban de reanimar a Rosa Alonso, sin éxito. José C., relató que la mujer decía que se desangraba. El mecánico aseguró que entre su llamada y la llegada de la ambulancia transcurrieron 45 minutos. Alicia, una dependienta del mercado, corroboró la tardanza de los servicios médicos. Por la tarde, en un pleno, algunos vecinos increparon al alcalde por esa demora.