Julio Iglesias volvió a España para presentar su álbum su número 77. Sin dudas, un número envidiable, que llevó al cantante a vanagloriarse de su trayectoria y a exigir a la prensa que no le retire nunca. También opinó, cual oráculo, sobre el Papa, la novia del príncipe Felipe, la pobreza, la piratería y la inmigración latinoamericana.

"Me llamo Julio Iglesias, tengo 60 años y soy español", se presentó el cantante en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (en la foto, en su encuentro de ayer con la prensa). La excusa era presentar Divorcio , álbum cuyo nombre responde al oportunismo y a que, según Iglesias, "todos estamos divorciados de algo".

Tras aclarar que está infectado por la "inmodestia de los 60", el cantante se remitió a los países en los que triunfa y a los números para autoproclamarse "uno de los 100 cantantes latinos más importantes del siglo". "En los últimos ocho años doblo en ventas al que me sigue", dijo, en referencia a Luis Miguel.

CAMBIO DE MANAGER

Pero el divorcio de Iglesias fue con su mánager, lo que ha supuesto cambios en los hábitos de trabajo del cantante, como hacer fotos y desnudar defectos que antes no se atrevía a mostrar. "Canto para que me quieran, igual que Gabo (Gabriel García Márquez) dijo que escribía para que lo quisieran. Por eso sigo en la música", explicó Iglesias. Pero el disco no fue el tema central del encuentro de ayer.

El cantante reconoció estar encantado con la modernidad de la futura reina y pidió los mismos vientos para la Iglesia. "Necesitamos un Papa más joven y más moderno que renueve totalmente a la Iglesia", opinó Iglesias.

El llamativo aforo de medios latinoamericanos obligó a que se abordaran temas como la inmigración. "En unas décadas, Latinoamérica volverá a recibir inmigración. Latinoamérica será un país justo", proclamó proféticamente Iglesias, sin notar su error.

Para ilustrar su visión del mundo, explicó: "El torero y el militar saben lo que les puede pasar. Los 25.000 niños que mueren al día por falta de agua potable no tienen por qué morirse". Iglesias aprovechó ese momento para reprender a los medios por su supuesta hipocresía.

También envió un aviso en forma de petición a los periodistas: "Después de 35 años de trabajo sería muy difícil que ustedes me castigaran con el retiro. Sería muy injusto porque me moriría antes".