Narrador y costumbrista. Así definió el profesor Alfonso Galán (el padre de la escritora Pilar Galán) al moralo Luis Vicente Hidalgo. Lo hizo al leer uno de sus primeros libros. Y le dijo que era eso lo que se desprendía al leer sus textos. Jirones de papel , su última publicación, que fue presentada en la pasada feria del libro en Navalmoral, deja constancia de ello.

A Luisvi , como le llaman sus amigos, le gusta escribir sobre la cotidianeidad, sobre lo que ve en la calle o lo que aparece en la prensa. Lo que se conoce en literatura como el costumbrismo. Y lo hace por las noches. Cuando una lámpara es la que ilumina, cuando la jornada acaba para muchos, "cuando reina la paz, empiezo mis desvelos" afirma Hidalgo frente a una taza de café. Su "vicio" por escribir encuentra su mejor regazo con la luna y es ahí cuando da rienda suelta a su pluma para narrar lo que coge o recoge de la realidad.

Esas noches de desvelos han ´parido´ a Jirones de papel , editada por el Grupo Aralama. Noches de muchos años porque el libro es una recopilación de los artículos y columnas que Hidalgo ha escrito entre 2004 y 2009 en varias publicaciones y medios de comunicación. "En verano suelo estar más ocioso por el calor y es cuando me dedico a ordenar el cajón del escritor. Entonces me di cuenta de que muchos artículos tenían cierta hilaridad y cierto equilibrio". Y así surgió este libro, que recoge 36 artículos que hablan "de cosas cercanas a mí, de mi entorno". Y es que de los jirones que tenía en cajón surgió su quinto libro.

En su biografía caben títulos como Carta a mi primo Pedro y Noches de lunas , que han sido autoeditados. Y otros como Abracadabra , finalista del primer certamen de novela corta Encina de Plata y que es una biografía novela de un compañero de trabajo, o ... que venía a desgravar un choto. Crónicas de una Administración Tributaria , una recopilación de anécdotas.

Aunque los desvelos de Luis Vicente Hidalgo sean la literatura, su sustento llega de su puesto como funcionario de la Agencia Tributaria. Un puesto de trabajo que según amigos y compañeros parece no encajar en su perfil de letras. "Me gusta mi trabajo", corrobora. "Y también me gusta escribir", añade por si había alguna duda. Comenta que desde siempre estuvo relacionado con las letras, con los libros y con la narrativa, pero que no fue hasta que se apuntó a un taller literario cuando vislumbró la posibilidad de que sus textos pudieran salir del abrigo de su flexo encendido, de que podía hacer "algo serio". Tras aprender con el escritor Julián Rodríguez Marcos, se formó también con Pilar Galán, a la que considera su madre literaria. "Ella ha sido la que me ha encarrilado en este mundillo", afirma. Una novela extensa es su próximo proyecto. Su actual desvelo.