Las panaderías tradicionales no han olvidado el impacto que tuvo la crisis financiera de 2008 y no quieren que el covid-19 les vuelva a golpear así. «No podemos permitir que se hunda de nuevo el sector como en la anterior crisis en la que desaparecieron el 40% de las panaderías», explica Andreu Llargués, presidente de Ceopan, la federación de los gremios.

Cifra la reducción de facturación de estos días entre un 40% y un 60%. «La gente puede pensar que como estamos abiertos no nos afecta. Pero se ha hundido la parte de hostelería, la degustación en tienda y los colegios. También buena parte de la calle», apunta.

A pie de calle, coincide desde su céntrico horno en Valencia, Jesús Machi. «Creo que en general podemos hablar de una caída de entre el 50 y el 60%, que se entiende porque la gente sale de casa, va al supermercado y lo carga todo para no tener que ir a otro sitio y no estar más tiempo en la calle».

Por eso Llargués reclama que se puedan hacer expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en las partes del negocio paralizadas. «Si no, será una sangría que no podremos aguantar», advierte.

La otra gran petición es que no se recorte en una formación que les ayudó a salir del bache. «Nos ha permitido reciclar a nuestra gente, el aprendizaje de los más jóvenes e incluso cursos de formación de alto nivel», señala, mientras pone como ejemplo la escuela que el gremio de Barcelona tiene en Sabadell, que no sabe si podrá continuar con su actividad.