Una unidad del nuevo jumbo de Airbus, equipado con los sensores adecuados, realizará esta tarde un vuelo de prueba de cuatro horas por la zona afectada por la nube volcánica de Islandia con el objetivo de comprobar el efecto y daño "real" que las partículas de ceniza pueden provocan en los motores y turbinas.

El A-380, que saldrá de la ciudad francesa de Toulouse, hará sus comprobaciones a diferentes alturas de vuelo, entre los 10.000 y los 12.000, nivel al que vuelan los aviones comerciales, según han explicado fuentes del fabricante europeo EADS.

Con estas pruebas, se pretende comprobar la densidad de las partículas de cenizas de la nube volcánica y si su erosión es "más o menos abrasiva" tanto en los sensores de velocidad de las aeronaves, como en los motores de los aviones.

PARTÍCULAS ABRASIVAS

Uno de los problemas es que estas partículas son "altamente abrasivas" y actúan "como una lija" en los motores, cosa que puede llegar incluso a parar el avión en pleno vuelo o a taponar los sistemas de ventilación de la aeronave.

Airbus hará llegar el informe a la Dirección General de Aviación Civil en Francia y a las autoridades aeronáuticas.