Los factores económicos pueden intervenir en las oscilaciones climáticas y tener efectos beneficiosos a corto plazo en el cambio climático, según investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos y de la Complutense, de Madrid.

En un trabajo que acaba de ser publicado en la revista Science of the Total Environment, los autores establecen que si la actividad económica desciende, la actividad industrial también, por lo que se emite menos CO2 a la atmósfera y el aumento de la temperatura es menor.

Para comprobar esto, han analizado un periodo de tiempo dentro de la historia reciente, entre 1970 y 1999, cuando se registren dos marcados descensos de la actividad económica: la primera, relacionada con el estallido de la guerra del Yom Kippur entre Israel y los países árabes (1973), y la segunda desde el estallido de la revolución islámica y el comienzo de la guerra entre Irán e Irak.

Dos indicadores

En el análisis se interrelacionan cuatro variables: dos indicadores estrictamente económicos, como son la variación del precio del petróleo y el producto interior bruto de EEUU, y parámetros específicos relacionados con el clima --la variación de la emisión de dióxido de carbono y la variación en la temperatura media anual--.

Los resultados obtenidos ponen de manifiesto que existe cierta correlación entre las variables estudiadas. Así, en 1974 --un año recesivo tras la guerra del Yom Kippur que estuvo marcada por el embargo de la OPEP y el aumento de los precios del barril-- se produjeron descensos significativos de la emisión de CO2 y en la variación de la temperatura.

Sin embargo, en la década de los 80, una vez superada la recesión económica en EEUU relacionada con el inicio de la guerra Irán-Irak y que también marcó un descenso en la emisión de CO2, ocurre justamente lo contrario. La bajada de los precios del petróleo originó que se consumieran más combustibles fósiles y que aumentara la temperatura.

"Mucha precaución"

No obstante, los investigadores han advertido de que hay que tener "mucha precaución" a la hora de establecer predicciones a partir de modelos climáticos. "Si basamos todo el trabajo sobre los gases de efecto invernadero, perdemos la perspectiva del problema, pues hay otros muchos factores que pueden intervenir profundamente en el cambio climático", relata el análisis.

Según Javier Lillo, profesor de Geología de la Universidad Rey Juan Carlos y uno de los autores del trabajo, "los escenarios que predicen los modelos que utilizan solo unos pocos parámetros son aproximaciones demasiado simplistas".Además, muchos de los modelos que se están manejando para estudiar el cambio climático están basados, fundamentalmente, en las variaciones de la dinámica y composición de la atmósfera, y dejan de lado otros factores naturales que pueden modificar notablemente la distribución de temperaturas y el clima incluso a corto plazo, como por ejemplo, las corrientes oceánicas o las emisiones volcánicas.

Por su parte, el secretario de Estado de Energía de Estados Unidos, Steven Chu, se ha mostrado "confiado" en el éxito de la conferencia ministerial de Copenhague en diciembre sobre el cambio climático, que a su juicio es "un momento importante en un largo proceso" para la sostenibilidad energética.