Una pobre corrida de rejones en lo artístico vivió ayer la Feria de San Isidro, en la que los consagrados Joao Moura y Hermoso de Mendoza pasaron de puntillas y destacó el joven Alvaro Montes, que gracias a un estilo al cincuenta por ciento entre el clasicismo y "lo otro" consiguió cortar una oreja a uno de los toros de Passanha, bien presentados.

El festejo fue tan poco lucido en el que ni De Mendoza consiguió interesar, si acaso las piruetas de su caballo Fusilero a la salida en banderillas con el quinto. Moura cumplió una primera actuación con muchas desigualdades. Más templado en el cuarto, sin embargo en éste tampoco remató por el fallo con el rejón final. Montes se acercó al triunfo en el tercero, al que recibió en toriles con la suerte de la garrocha, vibrante pasaje por el descomunal galope del toro. Lo demás fueron quiebros y violines.